Cuando el Libro se abre, el espíritu restaúra la adoración y nos lleva a Cristo
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 16 oct
- 2 Min. de lectura
Texto base:
“Entonces el rey subió a la casa de Jehová… hizo pacto delante de Jehová… Y mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Celebrad la Pascua a Jehová vuestro Dios…”
— 2 Reyes 23:1-3, 21-23
La Palabra no solo quebranta… también restaura
Después de ser confrontado por la Palabra, Josías no se quedó en el llanto ni en la culpa.
Tomó decisiones concretas:
Quitó los ídolos
Restauró el templo
Y volvió a celebrar la Pascua como Dios mandó
¡Esto es lo que hace el Espíritu Santo cuando el Libro se abre!
No solo muestra el pecado, también guía la restauración del corazón y del altar.
¿Qué es la Pascua? Una sombra del Evangelio
Josías mandó celebrar la Pascua.
¿Recuerdas qué significaba?
Cada familia sacrificaba un cordero sin defecto.
Ponían su sangre en los postes de la puerta.
Y cuando el ángel destructor pasaba por Egipto, donde había sangre, no había muerte.
La Pascua era una fiesta de redención:
Un recordatorio de que Dios los salvó, no por obras, sino por la sangre del cordero.
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Jesús: nuestro Cordero Pascual
Pero esa Pascua tenía un propósito mayor…
“Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido sacrificado por nosotros.”
— 1 Corintios 5:7 (NTV)
Jesús es el Cordero sin pecado, el que derramó su sangre para que tú y yo no fuéramos alcanzados por la condenación eterna.
Cuando el Espíritu abre nuestros ojos a través de la Biblia, no solo nos muestra cuán pecadores somos, sino cuán suficiente es Cristo.
De la herencia a la experiencia
Muchos heredan una fe. Creen porque sus padres creían. Vienen al templo porque “así me enseñaron.”
Pero la fe verdadera no se hereda, se encuentra. Y se encuentra cuando abrimos el Libro y el Espíritu nos revela al Hijo.
La adoración genuina no nace de la costumbre. Nace del asombro. Y el asombro nace al ver a Jesús.
Aplicación personal:
¿Qué ídolos necesitas derribar hoy?
¿Qué Pascua necesitas volver a celebrar?
No con rituales vacíos.
Sino con una vida centrada en Cristo.
Recordando que has sido redimido por Su sangre.
Y adorando no desde la tradición, sino desde el corazón transformado.
Josías restauró el templo.
Jesús quiere restaurar tu corazón.
Oración:
Señor, gracias por la sangre de tu Hijo, el Cordero perfecto. Haz que mi adoración no sea una costumbre, sino una respuesta viva a tu gracia. Restaura mi altar interior. Quita los ídolos, reordena mis prioridades y llévame cada día a los pies de Jesús. Que mi vida cante: "¡Cristo es mi Pascua, Cristo es mi Salvador!”
Amén.
Para meditar hoy:
¿Está tu adoración centrada en Cristo… o simplemente en costumbres heredadas?
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