Día 15– Alcanzados para anunciar
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 25 jul
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 1:16
Tema: No solo para ti
Pablo, hablando de su llamado, dice en el verso 16 que fue apartado y llamado “para que yo lo anunciara entre los gentiles”. Es decir, su encuentro con Cristo no solo fue para su salvación personal, sino para un propósito mayor: anunciar ese mismo evangelio a otros. Él no fue salvo para quedarse callado. Fue salvo para ser enviado.
Y aquí es donde tú y yo entramos. Porque la gracia que te alcanzó no debe detenerse en ti. Debe fluir hacia otros. No fuiste llamado solo para disfrutar de la salvación, sino también para compartirla. Quizás no vayas a predicar a multitudes como Pablo, ni a plantar iglesias, ni a escribir cartas que cambiarán la historia. Pero el mismo evangelio que transformó a Pablo es el que te ha transformado a ti. Y ese evangelio sigue teniendo el mismo propósito: alcanzar a otros.
Jesús lo dejó claro cuando les dijo a sus discípulos: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones…” (Mateo 28:19–20). Pablo lo reafirma en 2 Corintios 5:20: “Somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros”. Y Pedro lo dice con otras palabras, pero con la misma intención: “Ustedes son linaje escogido… a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Dios no te salvó solo para ti. Te salvó también con otros en mente. No hay salvación sin misión. Fuiste alcanzado por gracia, para anunciar la gracia. Así que hazte estas preguntas hoy: ¿A quién puedes compartirle el evangelio esta semana? ¿Con quién puedes tener una conversación que no apunte a ti, sino a Cristo? ¿Qué oportunidad te está dando Dios hoy para ser parte de su plan eterno?
Después de todo, el evangelio no se hizo para guardarse. Se hizo para anunciarse.
Verdad para atesorar
La gracia que me alcanzó no debe quedarse conmigo. Fui alcanzado para anunciarla.
Oración
Señor, gracias por salvarme. No solo me diste vida nueva, sino que me diste un propósito. Ayúdame a no callar lo que has hecho en mí. Dame valor, oportunidades y compasión para hablar de tu gracia a los que me rodean. Úsame para que otros también lleguen a conocerte. Amén.
Preguntas para reflexión personal
¿Con quién podrías hablar del evangelio esta semana?
¿Qué temores o excusas te han impedido compartir tu fe?
¿Cómo puedes vivir más conscientemente como “embajador de Cristo” en tu entorno diario?
%20(100%20x%20100%20px).png)



Comentarios