Día 21: Cuando el miedo nos hace retroceder
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 4 ago
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 2:11-13
Tema: El retroceso de Pedro y la presión del temor
A veces no retrocedemos por falta de conocimiento… sino por miedo. Eso fue lo que le pasó a Pedro. En Gálatas 2:11-13, Pablo lo confronta públicamente porque se había apartado de los gentiles por temor a los judíos más legalistas. Pedro sabía la verdad. La había oído de labios de Jesús, la había visto con sus propios ojos, la había predicado con convicción. Sin embargo, ante la presión social, se replegó.
Pedro ya había entendido que el evangelio no hacía distinción entre judíos y gentiles. Lo había experimentado en la casa de Cornelio, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los gentiles igual que sobre los judíos. Había defendido esa verdad en Jerusalén, y hasta afirmó que imponer rituales era poner un yugo que ni ellos podían llevar (Hechos 15:10-11). Pero en Antioquía, el miedo le hizo olvidar momentáneamente lo que ya había abrazado con tanto fervor.
Y ese es el peligro del miedo: no solo nos detiene, también puede desviarnos. El temor a perder reputación, aceptación o influencia puede llevarnos a comprometer la verdad del evangelio. Pedro dejó de comer con los gentiles. Y esa acción, aunque parezca mínima, negaba con los hechos la gracia que antes proclamó con sus palabras.
Pablo lo reprendió con amor, pero con firmeza. No por orgullo, sino para que la verdad del evangelio permaneciera intacta (v.5). La gracia no se mezcla con temor, ni con legalismo, ni con hipocresía. O es gracia… o no lo es.
Aplicación final:
¿Qué decisiones estás tomando por miedo y no por convicción?
¿A quién estás dejando de alcanzar, por temor a lo que otros digan?
No dejes que el miedo te reconfigure fuera de la gracia.
Permanece firme.
El evangelio no se adapta a la presión social.
Se proclama… y se vive.
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