Día 18– Confirma tu llamado y tu lugar en el Cuerpo de Cristo

Lectura base: Gálatas 2:9

Tema: Afirmación espiritual y rendición en comunidad

Pablo, después de haber sido llamado por Dios y haber predicado entre los gentiles, fue confirmado por los líderes de la Iglesia en Jerusalén. Gálatas 2:9 nos dice que Jacobo, Pedro y Juan, considerados columnas de la Iglesia, reconocieron la gracia que había en él y le dieron la diestra de compañerismo. Este gesto no fue solo un saludo cordial: fue una afirmación espiritual de que su mensaje, su misión y su ministerio estaban en armonía con la obra de Dios en la Iglesia.

Esto nos deja una lección clave: cuando caminamos guiados por la Palabra, Dios afirma nuestro llamado. No necesitamos buscar validación humana para obedecer a Dios, pero sí debemos vivir de forma que el Cuerpo de Cristo pueda ver y confirmar que nuestro ministerio es genuino. El orgullo espiritual puede llevarnos a actuar como si no necesitáramos rendición, comunidad ni consejo. Pero eso es peligroso.

Hoy día es común escuchar a personas decir: “Dios me llamó”, mientras rechazan toda corrección, se alejan de la comunidad de fe y menosprecian el consejo de otros creyentes maduros. Eso no es unción, es independencia disfrazada de espiritualidad. Y cuando actuamos así, perdemos el beneficio de una Iglesia que camina unida, que discierne, que acompaña y que confirma el llamado de cada uno según la gracia dada por Dios.

Si Dios te ha llamado, esa gracia será visible. Tu mensaje será bíblico, tus frutos serán evidentes, tu espíritu será humilde. Y la comunidad de creyentes dirá como dijeron los apóstoles a Pablo: “Reconocemos la gracia que hay en ti”.

Verdad para atesorar

El llamado de Dios se confirma cuando caminas en humildad, obediencia y comunión con su Iglesia.

Oración

Señor, gracias por haberme llamado por tu gracia. Ayúdame a caminar con humildad, rendido a tu Palabra y abierto a la guía de tu Iglesia. Líbrame del orgullo espiritual y de creer que puedo avanzar sin rendición. Confirma en mí lo que tú has comenzado, y permite que otros puedan ver tu obra y glorificarte. Amén.