Día 27: No regreses al cementerio
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 12 ago
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 2:18
Tema: No reconstruyas lo que Cristo ya derribó
¿No te ha pasado que alguna vez provocaste una situación adversa sin abrir la boca? Quizás en una reunión de trabajo, tu gesto o tu silencio ante un comentario negativo alimentó la misma actitud en otros. Tal vez en una conversación familiar, tu expresión de desaprobación —aunque no dijiste nada— hizo que todos se alinearan contigo en una postura poco alentadora. O quizás, en la iglesia, tu simple decisión de apartarte de alguien sin explicar la razón llevó a otros a hacer lo mismo.
Porque tu conducta —sin importar si nace del orgullo, la dureza, la venganza o el miedo— puede traer consecuencias en quienes te siguen. Eso fue exactamente lo que ocurrió con Pedro. Su conducta, más que sus palabras, envió el mensaje de que “modo gracia” no era suficiente. Y este desvío, aunque pareciera pequeño, podía provocar un retroceso en la expansión misma del reino de Dios.
Pablo lo entendió así y lo expresó con claridad:
“Porque si yo reedifico lo que en otro tiempo destruí, yo mismo resulto transgresor” (Gá. 2:18).
En otras palabras: si levantamos nuevamente las barreras que el evangelio ya derribó, estamos yendo hacia atrás, reconstruyendo muros que Cristo echó abajo con Su cruz.
Podríamos comparar a Pedro con un hombre que, después de haber enterrado a un muerto —que en su momento tuvo valor y propósito— decide volver al cementerio para desenterrarlo, como si todavía tuviera vida. Lo que antes tuvo razón de ser ya cumplió su propósito, pero al desenterrarlo, lo único que traerá será corrupción, mal olor y enfermedad.
Y esto aplica a muchas áreas de nuestra vida. ¿De qué te vale desenterrar ese pasado oscuro del que Cristo ya te liberó? ¿De qué te vale remover esa mala experiencia de cierta relación, trabajo o etapa de tu juventud, si ya no existe más? ¿De qué te vale traer de vuelta aquella ofensa que dijiste haber perdonado, pero que sigues usando como arma en cada discusión? ¿De qué te vale volver a abrir la herida que Dios ya cerró con Su gracia?
Si no hay vida allí, lo único que vas a encontrar es dolor, peso y estancamiento.
Cierre:
Dios te llama a dejar en la tumba lo que Él ya dio por muerto. No vuelvas a reconstruir lo que Su gracia derribó. Vive en libertad, no en cadenas viejas. Camina en modo gracia, no en modo cementerio.
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