Día 34 – El Espíritu por la fe
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 28 ago
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 3:2
Tema: El Espíritu no se recibe por obras, sino por creer
Pablo les lanza a los gálatas una pregunta crucial: “¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?” (NBLA). La respuesta era evidente: ellos habían recibido al Espíritu Santo cuando escucharon el evangelio y creyeron en Cristo, no por cumplir ritos, guardar reglas o hacer sacrificios humanos.
La conversión de un creyente siempre sigue ese mismo patrón: escucha la Palabra, cree en Cristo y recibe el Espíritu. Es un regalo de gracia, no una recompensa por mérito. El apóstol les pide que recuerden aquel día cuando creyeron y fueron transformados: en ese momento no habían hecho nada especial, solo se habían rendido a Jesús.
Romanos capítulo 10, versículo 17 nos recuerda: “La fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.” El Espíritu no llega a tu vida porque fuiste a un retiro, porque guardaste una regla, o porque cumpliste un ritual. Llega porque creíste en el evangelio.
La obra del Espíritu es la mayor evidencia de que la salvación es real. Es quien convence de pecado (Juan 16:7-11), hace nacer de nuevo (Juan 3:1-8), bautiza en el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-14), sella como garantía de la herencia eterna (Efesios 1:13-14), y nos da poder para vencer la carne (Romanos 8:9).
Eso quiere decir que el Espíritu Santo es la evidencia inequívoca de que perteneces a Cristo. Nadie puede decir que es de Cristo y no tener el Espíritu. Por eso, Pablo les recuerda a los gálatas que su propia experiencia ya demostraba que no era por obras, sino por fe.
Verdad para atesorar
El Espíritu Santo es un regalo recibido por la fe en Cristo, no un logro alcanzado por obras humanas.
Oración
Señor, gracias porque me diste tu Espíritu como garantía de tu amor y de mi salvación eterna. Recuérdame siempre que no fue por mi esfuerzo, sino por tu gracia. Enséñame a caminar cada día en dependencia de tu Espíritu. Amén.
Preguntas para reflexión personal
1. ¿Recuerdas cómo fue tu experiencia al creer en Cristo y recibir su Espíritu?
2. ¿Estás confiando más en tus obras religiosas que en la obra del Espíritu en ti?
3. ¿Cómo estás dejando que el Espíritu Santo guíe tus decisiones y tu carácter hoy?
%20(100%20x%20100%20px).png)



Comentarios