Día 36 – La fe antes que la ley

Lectura base: Gálatas 3:5–6

Tema: Abraham y la promesa de la fe

Reflexión

Imagina que un padre deja un testamento con una herencia inmensa para su hijo. Años después, alguien aparece diciendo: “Para recibir la herencia, tienes que cumplir un reglamento nuevo que nunca estuvo en el testamento.” Esa exigencia sería injusta, porque la promesa ya estaba hecha y firmada.

Eso mismo explica Pablo en su defensa: la herencia espiritual ya había sido prometida a través de la fe, no de la ley. Para probarlo, primero recurre a la experiencia de sus lectores: “¿Acaso Dios les dio su Espíritu porque obedecieron la ley? ¡No! Fue porque creyeron el mensaje de Cristo” (v. 5). Luego, lleva el argumento a la Escritura misma, al ejemplo de Abraham: “Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe” (v. 6).

¿Por qué Abraham? Porque con él Dios dio un paso clave en la historia de salvación: inició el plan de redención de manera concreta. Y, además, porque los adversarios de Pablo usaban a Abraham para decir que, además de fe, era necesario cumplir los requisitos judíos. Pero Pablo les recuerda que lo que hizo justo a Abraham no fueron los ritos ni la circuncisión, sino la fe en la promesa.

En otras palabras: la herencia no depende de reglas añadidas después, sino de la promesa original de Dios.

Verdad para atesorar

La fe fue el fundamento de la justificación desde Abraham. La ley nunca anuló la promesa.

Oración

Señor, gracias porque tu promesa de salvación siempre ha estado basada en la fe y no en mis méritos. Ayúdame a confiar solo en lo que Cristo hizo por mí, y no en reglas humanas que quieran añadirse a tu gracia. Amén

Preguntas para reflexión personal

1. ¿Estás tratando de ganarte con obras lo que Dios ya prometió por gracia?

2. ¿Qué te enseña la vida de Abraham sobre confiar en las promesas de Dios?

3. ¿Cómo puedes descansar más hoy en la fe en Cristo y menos en tu propio esfuerzo?