Día 41 – De esclavos a hijos
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 8 sept
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 4:1–7
Tema: Del tutelaje de la ley a la libertad en Cristo
Reflexión
Siempre habrá quienes prefieran vivir en una espiritualidad infantil, dependiendo de reglas externas. Pablo lo ilustra con la figura del heredero menor de edad: aunque es dueño de todo, mientras es niño no difiere de un siervo, porque está bajo tutores y administradores hasta el tiempo señalado por su padre. Así también era Israel bajo la ley: guiado, pero aún esclavo de rudimentos externos que no podían salvar.
Con la venida de Cristo, ese tiempo quedó atrás. Dios envió a su Hijo para redimirnos y darnos la adopción como hijos. Ahora ya no somos siervos, sino hijos amados, herederos con Cristo. La señal de esta nueva identidad es el Espíritu Santo en nuestros corazones, que clama: “¡Abba, Padre!”.
Esto significa que no tenemos que regresar a prácticas externas para sentirnos aceptados. El creyente en Cristo tiene una nueva condición: hijo amado, heredero de Dios, guiado por el Espíritu. Volver a los rudimentos sería reconstruir cadenas que ya fueron rotas.
Verdad para atesorar
El evangelio no nos deja como siervos bajo tutores, sino que nos eleva a hijos libres y herederos por la obra de Cristo.
Oración
Padre, gracias por adoptarme como tu hijo. Gracias porque ya no vivo bajo esclavitud, sino en la libertad de tu gracia. Hazme recordar cada día que tengo acceso a ti como Padre, y que en Cristo mi herencia está segura. Amén
Preguntas para reflexión personal
1. ¿Tiendes a relacionarte con Dios como si fueras todavía un siervo que debe ganarse su favor?
2. ¿Qué significa para ti que el Espíritu clame dentro de ti “¡Abba, Padre!”?
3. ¿Hay prácticas o cargas que estás tratando de revivir y que Cristo ya canceló en la cruz?
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