Día 54- El fruto es Cristo en nosotros
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 26 sept
- 1 Min. de lectura
Lectura base:
Gálatas 5:22–23 — “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio…”
No debe sorprendernos que Pablo hable del fruto (en singular) del Espíritu, porque más que una lista de virtudes aisladas, lo que está describiendo es el carácter de Cristo formado en nosotros. Cada aspecto del fruto refleja quién es Jesús. Él es amor (2 Cor. 5:14), gozo (Jn 15:11), paz (Jn 14:27), paciencia (2 Pe 3:9), benignidad y bondad (2 Cor. 10:1), fidelidad (2 Tim. 2:13), mansedumbre (Mt 11:29), y dominio propio (1 Pe 2:21–23). Como alguien ha dicho: “El fruto del Espíritu es la vida de Jesús en mí, siendo vivida y manifestada a través de mí.” Por eso Pablo nos llama a “andar en el Espíritu”. ¿Qué significa esto? Significa caminar en dependencia constante de Él, como dijo Jesús en Juan 15: “Permanezcan en mí.” Cuando lo hacemos, el fruto brota. Y no solo eso: la palabra griega para “andar” en Gálatas 5 es stoichéō, que implica “caminar en línea”, como los discípulos que seguían de cerca a su maestro. Así se forma Cristo en nosotros. Cuando permanecemos cerca, Él produce el fruto; cuando andamos por el Espíritu, disminuyen los deseos de la carne. Entonces, no se trata de imitar a Jesús con nuestras fuerzas, sino de permanecer unidos a Él, y permitir que su vida fluya a través de la nuestra, para que Dios sea glorificado.
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