Día 56 – Luces, cámara… ¡acción!

Lectura base: Gálatas 5:26 – 6:1

Tema: La gracia verdadera se hace visible en cómo tratamos a los demás

Reflexión

En el cine, después de preparar el guion y ensayar, llega el momento clave: “¡Luces, cámara y acción!” Todo lo planeado se vuelve real.

Pablo hace algo parecido en Gálatas. Después de cinco capítulos encendiendo las luces del evangelio y enfocando nuestra identidad en Cristo, ahora, al iniciar el capítulo 6, nos dice: es tiempo de actuar. La gracia no es solo teoría; se vuelve práctica y visible.

Para entenderlo, Pablo comienza en Gálatas 5:26: “No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”

Hay dos formas de ser “vanagloriosos”:

• Creerte superior y provocar a otros con orgullo.

  
  

• Sentirte inferior y vivir deseando lo que otros tienen.

Ambas son formas de vivir centrados en uno mismo, no en Cristo. La gracia nos llama a algo distinto: humildad.

C.S. Lewis lo explica así: “La humildad no es pensar menos de ti mismo, sino pensar menos en ti mismo.”

La verdadera humildad nace cuando tu identidad está segura en Dios. Ya no necesitas competir ni compararte; puedes vivir para servir y levantar a otros.

Por eso, Pablo nos da una primera evidencia de una vida transformada: cómo tratamos al hermano que cae. En lugar de competir o criticar, quienes andan en el Espíritu ayudan a restaurar con mansedumbre, recordando que ellos mismos podrían caer.

Verdad para atesorar

La gracia que has recibido debe verse en cómo tratas a los demás: sin orgullo, sin envidia, con un corazón humilde que restaura y levanta.

Oración

Señor, líbrame de vivir para mi propio orgullo o envidia. Enséñame a andar en el Espíritu, con humildad, y a restaurar a otros con el mismo amor con que tú me restauraste a mí. Amén.

Preguntas para reflexión personal

1. ¿Tiendes a competir o compararte con otros creyentes?

   
   

2. ¿Cómo reaccionas cuando ves a alguien caer espiritualmente?

   
   

3. ¿Tu identidad en Cristo te da libertad para servir y restaurar sin orgullo ni envidia?