Día 58 – Sembrar para el Espíritu
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 2 oct
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 6:7-10
Tema: Lo que siembras hoy, cosecharás mañana
Reflexión
Pablo introduce un principio que atraviesa toda la vida cristiana: “No se engañen: Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (v.7-8).
No está hablando de ganar la salvación por obras. Su enseñanza sigue firme: la salvación es por gracia. Pero sí nos recuerda que toda siembra trae su cosecha. Lo que inviertes con tu vida —tu tiempo, tus recursos, tus fuerzas— produce un resultado.
Sembrar para la carne es vivir para el placer egoísta, la comodidad, el orgullo, el reconocimiento.
Sembrar para el Espíritu es invertir en obedecer, servir, compartir la Palabra, dar con generosidad y buscar agradar a Dios.
Cada una de esas siembras termina en lugares distintos: una lleva al vacío y la corrupción; la otra a vida y gozo eterno.
Por eso Pablo anima: “No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (v.9). Servir cansa, porque a veces parece que no vemos resultados. Pero la gracia nos sostiene con la certeza de que la cosecha llegará a su tiempo, aunque hoy parezca que el terreno está quieto.
Luego añade: “Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe” (v.10). Somos como agricultores:
Tú decides qué vas a sembrar. Si siembras egoísmo, no esperes fruto de vida y gozo eterno.
Y necesitas paciencia. El agricultor trabaja sin ver brotes al principio, confiando en la temporada de cosecha.
Sirve, ama, da, discipula, aunque parezca que nada pasa. Dios promete fruto en su momento.
Verdad para atesorar
Lo que invierto hoy en el Espíritu no se pierde; dará fruto a su tiempo. Servir no es en vano, porque Dios es fiel para recompensar la siembra.
Oración
Señor, ayúdame a sembrar mi vida en lo que te agrada: servir, amar y hacer el bien. Cuando el cansancio me visite, recuérdame que tu tiempo de cosecha siempre llega.
Preguntas para reflexión personal
¿Dónde estoy invirtiendo la mayor parte de mi tiempo y recursos: en la carne o en el Espíritu?
¿Qué me está cansando de hacer el bien y cómo puedo renovar mis fuerzas en Dios?
¿A quién puedo bendecir hoy mientras “tengo oportunidad”?
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