El Valle Donde Caminamos
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 6 dic
- 2 Min. de lectura
Texto base: Salmo 23:4 (NBLA)
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo…
A veces imaginamos la obra de Dios como dos montañas enormes:
La primera montaña es donde estamos — una vida con sombras, luchas, tentaciones, quebrantos.
La segunda montaña es la consumación — el día en que Cristo eliminará toda oscuridad, para siempre.
Desde lejos, esas dos montañas parecen tocarse… como si todo fuera un solo evento.
Pero desde nuestro ángulo humano, hay algo que los profetas no podían ver:
el valle.
Ese es el lugar donde estamos tú y yo. No en la cima del pecado derrotado, ni en la cima de la consumación final…
sino entre ambas.
En este valle:
La luz ya salió, pero todavía hay sombras.
La victoria ya ocurrió, pero aún hay batalla.
La oscuridad ya fue derrotada, pero todavía no es eliminada.
Es por eso que experimentamos esta mezcla tan extraña:
Sentimos a Dios, pero seguimos luchando. Vemos milagros, pero también lágrimas. Caminamos hacia la luz, pero todavía hay montes que proyectan sombras sobre nosotros.
El valle no es un error.
Es el lugar donde la Iglesia camina, predica, ora, espera y resiste.
Es el espacio donde la luz de Cristo brilla con más fuerza… porque hay oscuridad alrededor que revela su contraste.
El valle es el “mientras tanto” de Dios.
Y aunque no es el destino final, es el escenario donde la luz vence día tras día.
Preguntas para reflexionar hoy
¿Qué sombras estoy enfrentando en este valle donde camino?
¿Estoy interpretando mis luchas como ausencia de Dios, en vez de verlas como parte del proceso del “ya, pero todavía no”?
¿Dónde puedo ver hoy destellos de la luz de Cristo en medio de mis sombras?
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