La gloria tiene nombre
- Orlando Rodríguez Fonseca

- hace 9 horas
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Texto base:
“Esto les servirá de señal: hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».”
Lucas 2:12
“El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”
Juan 1:14
A veces el ser humano se deja impresionar por las luces y los efectos de una gran presentación. Pero aquel “encendido” en el campo fue solo el anuncio.
La verdadera gloria no estaba en la luz.
Estaba en el niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
Juan lo dice con claridad: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria”. La mayor manifestación de la gloria de Dios no es un resplandor pasajero, sino Dios haciéndose visible, cercano y encarnado.
En la vida podemos experimentar momentos gloriosos y ver manifestaciones poderosas de Dios. Pero nada, absolutamente nada, se compara con esto: Dios entrando en nuestra historia para rescatarnos.
La Navidad no es solo luz en la oscuridad, ni cánticos, ni una multitud de ángeles. Es Dios entrando en nuestra oscuridad para salvarnos.
Preguntas de aplicación:
¿Dónde suelo buscar la gloria de Dios: en las señales o en Cristo mismo?
¿Qué significa para mí que Dios se haya hecho cercano y accesible?
¿Cómo puedo responder hoy a una gloria que no solo brilla, sino que salva?
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