La Luz Que Ya Llegó… y la Luz Que Todavía Esperamos
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 5 dic
- 2 Min. de lectura
Texto base: Isaías 9:2
“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz…”
Hay una pregunta que todos nos hacemos en algún momento, especialmente en Adviento, cuando celebramos la llegada de la Luz al mundo:
Si Jesús vino a destruir la oscuridad… ¿por qué todavía la siento tan cerca?
¿Por qué sigo batallando con temores, dudas, tentaciones?
¿Por qué todavía hay dolor, maldad, injusticias y noches que pesan?
La Biblia tiene una respuesta hermosa y honesta a la vez:
Sí… Jesús destruyó la oscuridad.
Y sí… todavía luchamos con ella.
Esto se conoce como la tensión del “ya, pero todavía no.”
Cuando Jesús vino, algo definitivo sucedió:
La oscuridad perdió su trono.
El dominio del pecado fue roto.
La muerte fue vencida.
El Reino de Dios empezó a brillar.
Nuestro corazón fue alumbrado.
Eso ya ocurrió. Es irreversible. Nadie puede apagar esa luz.
Pero a la vez…
También esperamos algo que todavía no ha sucedido:
el día en que no haya más muerte,
ni más tentación,
ni más lágrimas,
ni más sombra,
ni más noche,
ni más tinieblas.
Hoy vivimos entre esos dos mundos…
como alguien que camina en un valle donde ya amanece, pero el sol aún no se asoma completamente.
La oscuridad ya está derrotada, pero como un ejército vencido, todavía resiste.
Y tú y yo sentimos esa resistencia cada día.
Aun así, no lo olvides:
La oscuridad puede molestar… pero no puede vencer.
Puede atacar… pero no puede reinar.
Puede herir… pero no puede apagar la luz de Cristo en ti.
Adviento nos recuerda esto:
La luz vino.
La luz brilla.
Y la luz vendrá otra vez para eliminar toda oscuridad para siempre.
Preguntas para reflexionar hoy:
¿Qué parte de mi vida todavía siente “sombras”?
¿Estoy enfrentando esa oscuridad como alguien derrotado… o como alguien que ya tiene la luz?
¿En qué área necesito recordar que Cristo ya venció, aunque todavía estoy en el valle?
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