Día 7 – El Evangelio en Peligro
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 15 jul
- 2 Min. de lectura
Lectura base: Gálatas 1:6–10
Tema: Cuando abandonamos la gracia
Un pastor dijo una vez:
“Si el diablo no puede detener el evangelio, lo cambia; si no puede cambiarlo, lo mezcla; si no lo logra, lo diluye o simplemente nos distrae.”
Eso es lo que estaba ocurriendo en Galacia.
El problema no era que habían dejado de hablar del evangelio, sino que lo estaban modificando. Y cuando se modifica, se pierde.
Pablo, sin agradecimientos ni introducciones largas, va directo al punto:
“Me maravillo de que tan pronto hayan abandonado al que los llamó por la gracia…” (v.6)
No era solo un error teológico, era una traición relacional. Estaban dejando al Dios que los había llamado por gracia, y abrazando un “evangelio diferente”, que no era evangelio en absoluto.
Por eso Pablo lanza una advertencia contundente:
“Si alguien predica un evangelio diferente… sea anatema.” (v.8-9)
No importa quién lo diga: apóstol, ángel, influencer o líder religioso.
El evangelio no se adapta. Se recibe. Se guarda. Se anuncia.
Y en el verso 10, Pablo expone una de las causas más comunes de esta desviación: el deseo de agradar a los hombres. Cuando buscamos aprobación humana, el mensaje se diluye. Y si el evangelio deja de incomodar, deja de ser evangelio.
Verdad para atesorar
Modificar el evangelio es desplazar a Cristo. A veces no lo hacemos con rechazo abierto, sino con pequeños ajustes que terminan alejándonos de la gracia.
Oración
Señor, líbrame de alterar tu mensaje. Que nunca prefiera la aprobación de los hombres sobre tu verdad. Ayúdame a vivir y predicar el evangelio puro, el que me llamó por gracia.
Preguntas para reflexión personal
¿Has escuchado “evangelios” que suenan bien pero no son bíblicos?
¿Te preocupa más agradar a Dios o a las personas?
¿Está Cristo realmente en el centro de tu fe?
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