Donde volver a comenzar es una REALIDAD
- Orlando Rodríguez Fonseca

- 2 jun 2020
- 3 Min. de lectura

Ahí está sentado en el banco de los tributos públicos. Era un cobrador de impuestos, una de las personas más odiadas en Israel, despreciada y catalogada menos que cualquier cosa. Él, al igual que todos los de su clase, era juzgado por su profesión. Al pueblo no le interesaba sus sentimientos, lo que pensaban o las luchas que atravesaban como humanos. Después de todo, ¿qué bueno hay en un publicano pecador?, ¿qué probabilidad hay de que alguien de esa “categoría” quiera cambiar?
Sin embargo, aunque este publicano era objeto de escarnio por su propio pueblo, en su interior había un profundo deseo de que las cosas fueran diferentes. Donde hay un corazón con el anhelo de cambiar, hay un Dios acercándose para abrir la puerta de esa realidad.
Me encanta como la película de “Son of God” presenta la realidad de volver a comenzar de este publicano llamado Mateo. La película une el encuentro narrado en Mateo 9:9-10 con la famosa parábola del fariseo y publicano en Lucas 18:9-14, donde la oración de este recaudador de impuestos refleja su realidad interna de que Dios interviniera en su necesidad. En ese instante, mientras Jesús cuenta la Parábola, la película muestra a un Mateo con lágrimas en sus ojos viendo fijamente a Jesús; admirando la realidad de un nuevo comienzo. Mateo, convencido de que Jesús es el Mesías, lo sigue voluntariamente con la profunda convicción de que no volvería a ser el mismo.
Ahora bien, tres cosas pudiéramos aprender de este encuentro:
Las circunstancias difíciles no dificultan volver a comenzar
Primero, no hay un escenario tan crítico, una composición familiar tan disfuncional o una labor tan despreciable como para que Dios no nos dé la oportunidad de un nuevo comienzo. Permíteme darte algunos ejemplos. Cuando analizamos la familia de Jacob, nos damos cuenta que su composición familiar no era como la que conocemos tradicionalmente, provocando una serie de elementos disfuncionales que terminaron con el desprecio y venta de José. Sin embargo, no fue obstáculo para que Dios cumpliera su propósito y le diera la oportunidad de comenzar de nuevo desde otro escenario. Además, la vida de Job es un ejemplo claro de que puedes perderlo todo y, aún así, Dios en su gracia y amor, puede hacer que lo más adverso nos catapulte a nuevos inicios (Rom. 8.28). Esto, sin entrar en muchos detalles en el desprecio que recibió David de su padre por ser pastor y Dios lo escogió para comenzar de nuevo desde el trono de Israel.
El deseo de volver a comenzar
Segundo, creo firmemente que en el corazón de Mateo había un deseo intenso de volver a comenzar. ¿Por qué creo esto? Bueno, lo único que Jesús tuvo que hacer, según Mateo 9:9, fue decirle “sígueme” y Mateo “se levantó y le siguió”. Esto me hace pensar que para que esta simple palabra hiciera eco al corazón de este publicano debía tener un profundo deseo de cambiar su vida. Por lo tanto, si la puerta hacia un nuevo comienzo no tiene la cerradura puesta y pasa Jesús, podrás abrir y con claridad ver que Él es la respuesta a tu necesidad.
El nuevo comienzo tiene un lugar
Tercero, todo nuevo comienzo requiere un “dónde”, un lugar. Cuando la Iglesia de Gracia y Restauración Crece abrió sus puertas le pusimos como eslogan, “Donde volver a comenzar es una Realidad”. Esto, ante el deseo que teníamos todos de una nueva oportunidad. Sin embargo, todos en la iglesia sabemos lo mismo que Mateo; el lugar de un nuevo comienzo no es una estructura física, sino más bien es alguien que tiene el poder de transformarnos y ofrecernos la oportunidad de comenzar de cero. Ese alguien, es Jesús. Él es el único con la capacidad de llevar nuestros fracasos y darnos el estándar perfecto para que nuestro nuevo comienzo sea real y perpetuo.
Ahora bien, ¿este nuevo camino es perfecto? Seguramente no. ¿Confiable? Por supuesto que sí. ¿Satisfactorio? No me cabe la más mínima duda. Tan satisfactorio es la realidad de volver a comenzar en Cristo, que Mateo luego de seguirle invitó a sus compañeros de trabajos y pecadores para que se sentaran a la mesa con Jesús y escucharan al Dios de segundas oportunidades.
Y tú, ¿estás consciente de que hay una realidad de volver a comenzar en Jesús? Y si estás consciente, ¿invitas a otros a esta nueva realidad?
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